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Breve Historia de Collado Villalba

 

ORIGEN Y DESARROLLO HISTÓRICO DE COLLADO VILLALBA

Estas páginas tratan de ser una pequeña guía de la evolución de Collado Villalba a lo largo de la historia, pero sin otras pretensiones, sólo una pequeña guía en la que intentaremos de forma esquemática conducir al lector en la evolución de este municipio a lo largo de las distintas etapas históricas. Asimismo se pretende dar a conocer de una forma didáctica y divulgativa los últimos descubrimientos arqueológicos, así como las publicaciones que es posible consultar sobre este mundo tan apasionante que es la historia. Una de las primeras monografías, sino la única, es la de, VACAS RODRÍGUEZ, L. Antonio, que ya en 1977 publicó “Apuntes para la historia de Collado Villaba, Alpedrete y los Serranos” obra que fue seguida por la titulada “El Real de Manzanares, la transierra segoviana” publicada en 1999. No desaprovecharemos esta ocasión para adentrarnos, aunque solo sea de puntillas, en la materia prima esencial para cualquier historiador, nos referimos a las fuentes documentales y más concretamente a los fondos del Archivo Municipal, fondo de extraordinaria riqueza y de esencial consulta para analizar los cambios producidos en la sociedad villalbina en los siglos XIX y XX. Estos documento podremos consultarlos en breve en la web a través de imágenes digitalizadas.

La Prehistoria

Las primeras noticias que tenemos de la presencia del hombre en Collado Villalba son debidas a la aparición en el año 2.001 de un yacimiento arqueológico en los márgenes del río Guadarrama con industria lítica de la cultura presmusteriense del período interglacial de Riss- Würm. (120.000 años) el material descubierto consiste en herramientas de sílex que utilizaron los Homo Neandertalensis.

Del período neolítico, hace unos 4.500 a 5.000 años, nos consta el hallazgo de un sepulcro megalítico en el paraje conocido como Entretérminos, por encontrarse entre los términos de Alpedrete y Collado Villalba, donde nos dejaron de muestra el dolmen del tipo de cámara y corredor de unos 30 metros de diámetro, cuyo ajuar, en gran parte perdido, lo formaban un hacha de cobre, una cinta o diadema de oro, un puñal, un cuchillo, una punta de lanza con pedúnculo alargado en cobre y abundantes restos de cerámica, entre los que se encontraban los fragmentos de dos vasos campaniformes del tipo conocido como marítimo, con decoración de zonas paralelas, lisas y rellenas de un punteado irregular. (Loriana, Marqués de. “Nuevos hallazgos de vaso campaniforme en la provincia de Madrid”. Archivo Español de Arqueología, 47, 1942; y Losada, H. “Dolmen de Entretérminos”. Trabajos de Prehistoria, 33, 1976.)

 

Restos hallados en entre términos que fueron exhibidos en la exposición de “Madrid y la Sierra de Guadarrama” en 1998.

Período de Romanización

Dada la proximidad a la vía romana que unía Mérida con Zaragoza, en concreto un ramal que unía Titulciam con Segovia (Itinerario 26 de Antonio) que pasa la sierra del Guadarrama por la Fuenfría, el área donde se encuentra hoy Collado Villalba, sufrió un proceso de romanización, según algunos autores el propio nombre de pueblo es de origen romano VILLAE-ALBA, al pie de la calzada, donde se han encontrado restos arqueológicos de un ara de un templo de Marte, así como varias tumbas romanas que aparecieron cuando se hizo el ferrocarril de Ávila, cerca de lo que hoy es el polígono P29. De este período los estudios más interesantes son los realizados por Jesús Rodríguez Morales e Isaac Moreno Gallo en la Revista Cimbra nº 345 y en el Miliario Extravagante. En las cercanías del polígono se localizó un miliario, es una pieza cilíndrica de granito de 1,30 m de altura y 0,50 m de diámetro que era utilizada para dar información de la distancia recorrida del camino y presenta una inscripción que permite afirmar que fue erigido durante el cuarto consulado de Caracalla, entre el 213 y el 217 d.C.

Edad Media

De la época visigoda (siglos V-VII), se siguió utilizando la red viaria heredada de época romana. La decadencia socioeconómica del imperio romano, se refleja en una modificación de los modelos de población por lo que asistimos a la desaparición de las villae y la aparición de pequeños núcleos rurales dedicados a una economía de subsistencia con un fuerte componente dedicado a la ganadería. Aún no han aparecido restos en Collado Villalba, es de suponer que si existieron asentamientos cercanos al río Guadarrama por la proximidad de la vía romana y por la existencia de asentamientos en Colmenar Viejo, Galapagar y Torrelodones bajo el dominio y esplendor de Toledo. De hecho, investigaciones recientes apoyándose en la arqueología han confirmado que toda la transierra segoviana, es decir, los sexmos de Casarrubios y Valdelozoya, la comarca de Buitrago y el futuro Real de Manzanares, ya estaba poblada cuando llegó la oleada colonizadora cristiana del norte. Eran núcleos de población de pequeñas comunidades mozárabes y musulmanas, apenas comunicadas que escapaban a la autoridad central andalusí y vivían en un medio de abundante agua y pastos, dedicados fundamentalmente a la ganadería como forma de vida. (MARTÍN VISO I, “Castillos, poder feudal y reorganización espacial en la Transierra madrileña (siglos XII-XIII)” en Espacio, tiempo y Forma, serie III, Historia Medieval, n 13, pp 177 – 213.) Los sexmos fueron una división territorial que comprendía un cierto número de poblaciones asociadas para la administración de unos bienes que eran comunes a todas ellas.

Tenemos vestigios del asentamientos de los árabes, en distintas fuentes con bóvedas de ladrillo y sepulturas de tipo antropomórfico excavadas en roca en el término municipal de Alpedrete, un puente en Galapagar y restos de torres defensivas en Torrelodones correspondientes al entramado defensivo de la Marca Media Andalusí esbozada por Féliz Hernández, (La travesía de la Sierra de Guadarrama en el acceso a la raya musulmana del Duero”, al-Andalus, XXXVIII, 1973, pp. 69-185 y 415-454. No menos importante son las investigaciones de Jesús Rodríguez Morales y Fernando Sáez Lara “Las atalayas entre Talavera y Talamanca: ¿un limes de época andalusí? En espacios fortificados en la provincia de Toledo). De este período el río Guadarama recibe el nombre de Quadi-ar-Ramal o río arenoso.

La Repoblación está marcada por el papel que jugaron los concejos del norte de la sierra de Segovia y el de las ciudades del reino taifa de Toledo como Madrid. Del siglo XII datan las primeras disputas entre madrileños y segovianos en cuanto a los derechos de poblamiento sobre la zona de la sierra En el siglo XIII pasó a convertirse en un sexmo de Segovia, hasta que en 1332 Alfonso X crea el Real de Manzanares (Anales de Madrid de León Pinedo.) Los pleitos de los segovianos con madrileños, por los pastos y el carboneo fueron zanjados en cierta forma con la creación de El Real de Manzanares.

Estas disputas continúan hasta que Collado Villalba pasó a ser patrimonio de la casa de Mendoza, Juan I concede en Señorío de El Real de Manzanares a Pedro González de Mendoza, su Mayordomo Mayor, en 1383, del cual lo hereda su hijo, Diego Hurtado de Mendoza, almirante de Castilla, para pasar definitivamente a la Casa de Mendoza en la época de Juan II, quien da plena posesión a don Iñigo López de Mendoza y le concede el título de Marqués de Santillana. Sus descendientes aparecerán en la documentación como Duques del Infantado o Almirantes de Castilla.

 

De la repoblación realizada por los Segovianos permaneció la tradición ganadera que junto con las condiciones del suelo que en poco favorecieron los cultivos. El fuerte protagonismo que adquirió la ganadería, especialmente bovina y trashumante, se debía a las grandes superficies de tierra disponibles para pasto del ganado y a la aparición de la oveja merina y la gran aceptación que tuvo su lana en los mercados exteriores.

Alfonso X en 1273 da carta de privilegio para nombrar funcionarios al Honrado Concejo de la Mesta de Pastores de Castilla dando así carta de naturaleza a una institución dedicada a potenciar la economía castellana basada en la ganadería trashumante. Desde finales del siglo XII la red de cañadas reales se desarrollaron en torno a tres grandes artesas: las cañadas leonesa, manchega y segoviana, esta última se dividía, a su vez, en dos ramales, uno de los cuales, en su camino hacia Talavera y el valle del Guadalquivir atravesaba varios pueblos del Real de Manzanares. Esta red principal se complementaba con cañadas secundarias y ramificaciones a escala local y comarcal, que en función de su anchura se denominaban cañada real (90 varas), cordeles (45 varas), veredas (25 varas), y coladas (de ancho variable). La vara castellana era equivalente a unos 835 mm. Su paso por el territorio de nuestro municipio supuso sin lugar a dudas un nuevo impulso a su economía y sobre todo en el intercambio de noticias e ideas.

Edad Moderna

Este periodo viene marcado por la construcción en El Escorial por parte de Felipe II del Monasterio, lo que absorbió una gran cantidad de mano de obra de los pueblos cercanos y es más que probable que intervinieran canteros villalbinos, ya que de las canteras de Alpedrete se extrajo la piedra para su construcción. El paso de la comitiva regia también supuso una mejora en la caminería como la construcción del Puente del Herreño en 1583 para unir el monasterio con la antigua calzada romana a fin de pasar el puerto de la Fuenfría, camino que adquiere mayor importancia con Felipe V durante las jornadas reales que se realizaban en Valsaín y la Granja de San Ildefonso. Véase: GACHO SANTAMARÍA. M.A. “Las reales caballerizas. Una institución al servicio de la corona a través de la historia” en: Historia del Carruaje en España. Grupo FCC. Madrid. 2005.

La decisión de Felipe II de establecer la corte en Madrid así como la construcción del monasterio de El Escorial supuso para esta población serrana una fuente de ingresos adicional, pues la Corte demandaba nuevos productos para su esplendor y refinamiento, uno de ellos era el hielo, necesario como materia prima de los reposteros de las cocinas palaciegas para la elaboración de postres y helados. Al objeto de poder satisfacer esta nueva demanda las poblaciones serranas construyeron más pozos de nieve, aunque era necesario desplazarse hasta las cumbres para hacer el acopio de la nieve que posteriormente transportaban mediante carros cubiertos de hojas de helechos hasta la corte. En los últimos años ha aparecido diversos estudios y monografías dedicados a la investigación de la Corte y de los oficios cortesanos, a este respecto hay que destacar la obra dirigida por José Miguel López García titulada “El impacto de la Corte en Castilla. Madrid y su territorio en la época moderna”.
Madrid 1998.

 


El paisaje del término municipal es la característica que marcará durante mucho tiempo la actividad económica del municipio, por una parte, la abundancia de canteras de piedra que se reflejara en el paisaje urbanístico primigenio y que tuvo su máximo desarrollo con las construcciones palaciegas de la corte madrileña y, por otra, la abundancia de dehesas y zonas de pasto para la ganadería, ya que la economía se basaba en una mínima agricultura de productos de subsistencia, a la que se sumaban, como explotación crematística, una ganadería lanar y vacuna de las que sólo perduró la segunda. Claro ejemplo de las zonas de pasto es la Dehesa Boyal que aún perdura en nuestros días aunque su extensión haya mermado considerablemente, el canon que se cobraba por la utilización de los pastos de la Dehesa Boyal. constituyó la principal fuente de financiación municipal de los bienes de propios durante muchos años.


En 1630 le fue concedido por Felipe IV a Collado Villalba el Privilegio de Villazgo a petición de la Duquesa del Infantado, al precio de 300 ducados para sufragar los ejércitos de Italia, con jurisdicción civil y criminal mixto y mero imperio. En este momento llegaron al acuerdo de que todos los documentos de la Villa de Collado Villalba y del barrio de Alpedrete se guardasen en un arca de tres llaves, una la custodiaría el Alcalde de Collado Villalba, otra el Alcalde del barrio de Alpedrete y la última el Regidor del Manzanares el Real.

Resumen de las Capitulaciones de la concesión de villa:

  • Cada año el día de año nuevo se nombran los oficios públicos por parte de la Duquesa del Infantado así como escribano y alguacil mayor.
  • El Gobernador de la Villa del Real de Manzanares tiene el derecho de personarse en la Villa de Collado Villalba cuando lo estime oportuno.
  • En las penas pecuniarias que se apliquen en las causas criminales la mitad es para la hacienda de la Duquesa.
  • Los Mostrencos (En principio los bienes mostrencos, sean muebles o inmuebles, eran los bienes apropiables por su naturaleza, que carecían de dueño, como los animales que pueden ser objeto de caza y pesca, tesoros ocultos y otros bienes muebles abandonados.) son propiedad de la Duquesa.
  • La Duquesa nombra los jueces de residencia.

El primitivo ayuntamiento se reunía en concejo al son de campana, como lo tenía de uso y costumbre, y lo efectuaba encima de una roca, en un lateral de la plaza de la Constitución, donde se ubica en Ayuntamiento. La Roca del Consistorio o Piedra del Concejo, la forman unas gradas cuyo trabajo fue efectuado para mayor comodidad del concejo en la época que era alcalde en señor Sanz en el año 1724. Fue incoado expediente de declaración de Bien de Interés Cultural, con la categoría de Sitio Histórico por resolución de 22 de octubre de 1991, de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación y Cultura.

 

Prácticamente pasa la edad moderna sin más incidencias, excepto las relativas a contribuciones especiales y algún que otro litigio con los pueblos vecinos sobre los limites del municipio.

Edad Contemporánea.

La Guerra de Independencia marca la entrada en el siglo XIX y supone un retroceso en la población villalbina, de este período convulso y azotado por continuas guerras nos queda como testigo las ruinas de un telégrafo óptico, ubicado en un monte conocido como “cerro del telégrafo” que basado en un sistemas de señales comunicaba, con un objeto puramente militar, la población de Irún con Madrid. En la actualidad la Comunidad de Madrid estudia la posibilidad de su protección declarándola Bien de Interés Cultural.

 

 

En el siglo XIX durante la regencia de Maria Cristina y más concretamente por Real Decreto de 30 de noviembre 1833 (Gaceta de Madrid nº 154 de 3 de diciembre de 1833), se aprobó la división provincial de la península, propuesta por el político Javier de Burgos y se modificaron algunas divisiones territoriales, en el caso de Collado Villalba queda incluida definitivamente en la Provincia de Madrid. Años más tarde en 1840 se produce la segregación del barrio de Alpedrete del Ayuntamiento de Collado Villalba a pesar de las trabas y peticiones realizadas en contra.

En 1848, según el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de Pascual Madoz, Collado Villalba pertenecía al partido judicial de Colmenar Viejo y a la diócesis de Toledo, contaba con 50 casas, incluido el ayuntamiento, la escuela y la cárcel. El terreno era de mediana calidad y le atraviesa el río Guadarrama. Su producción estaba compuesta por trigo, centeno y cebada, mantiene el ganada lanar, cabrio y vacuno, cría de caza de conejos, liebres y perdices, pesca de barbos y algunas anguilas. En cuanto a la industria y comercio cuenta con un molino harinero. Su población era de 84 vecinos y los límites territoriales eran al norte: Becerril de la Sierra, al este Morarzarzal, al sur Torrelodones y al oeste Guadarrama. 

 

 

Por otra parte no podemos olvidar la construcción del ferrocarril que une la estación de Príncipe Pío en Madrid con la de El Escorial, línea que fue construida en el reinado de Isabel II por la Compañía de Ferrocarriles del Norte de España y que tenía uno de sus apeaderos en Collado Villalba. La línea de ferrocarril facilitó a comienzos de este siglo que muchos madrileños se desplazasen a los municipios de la sierra para escapar de los rigores del verano, lo que produjo un aumento considerable de la población de carácter temporal o flotante y comienza a edificarse no sólo en el centro urbano sino que se desarrollan los primeros barrios entorno a la estación.

 

 


En 1950 Villalba era todavía un centro rural (el 20% de la población activa trabajaba en la agricultura y la ganadería) Madrid y la periferia absorbían toda la emigración y el Escorial se constituía como centro comarcal, pero a partir de estos años Villalba comienza a tener un importante crecimiento de segunda residencia. Podemos señalar varios factores que han influido sucesivamente en la transformación de Villalba que ha pasado en 30 años de ser un pueblo ganadero y agrícola a un centro de empleo y de servicios. El impulso económico de la sociedad MADE (Material Auxiliar de Electrificaciones) y la posterior construcción de la autopista llevan a Villalba al primer puesto de población de la comarca, atrayendo al 33% del crecimiento de la población y del empleo, dedicado a la construcción, a la autopista, a la industria y a un sector de servicios aún poco especializado.

El Archivo Municipal conserva el proyecto de ampliación del edificio de los talleres de la sociedad M.A.D.E. que se solicita el 22 de mayo de 1942, así como el proyecto de construcción de un almacén en la fábrica de madera de la sociedad Belga de los Pinares del Paular de 1941, casa fundada en 1840 con talleres en Madrid, Rascafría y la Cabrera, cuyo topónimo dará lugar a la conocida plaza de Los Belgas.


La consolidación del empelo y la sustancial mejora de accesibilidad al Área Metropolitana de Madrid provoca un aumento de vivienda permanente, muy importante A las dos causas anteriores, iniciando ya la atracción de residentes y servicios, se superpone el fenómeno de la enorme inmigración que experimenta Madrid en los años 65 a 70. Una gran cantidad de madrileños acude entonces a la nueva imagen que ofrece Collado Villalba, la posibilidad de comprar un apartamento económico como segunda vivienda que al cabo de algunos años se convierta en vivienda permanente, como así realmente ocurrió con las primeras urbanizaciones.

 

 

 

 

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